– Te quiero
– ¿me quieres?
– Te quiero.

En la tierra de los elfos vivía Azul porque era un elfo. Azul veía, oía,olía, tocaba y sentía todo lo que somos capaces de imaginar y también todo lo demás y, sin embargo, desconocía todos los sabores posibles.

Parecía invisible para los demás elfos que hacían cosas de elfos en la tierra de los elfos. Y azul azuleaba en su mundo azul que era sólo suyo. Fabricando complejos mecanismos que clasificaran los olores por colores. Ensimismado escuchando lo que ocurría a su alrededor en compases de 4×4. Escribiendo en su cuaderno cosas que nunca he sabido. Andando descalzo, siempre descalzo, porque sentir la piedra tiene sentido si luego pisas la arena, si luego pisas la hierba y si luego tus pies bucean en el agua que en realidad no es azul como Azul, como el cielo que tampoco es azul si lo comparas con Azul.

El hada vivía en la tierra de las hadas. Era un hada verde que es poco común entre las hadas. Tocaba la trompeta y asustaba a los pájaros con el estruendo que armaba, pero seguía haciéndolo y mientras caminaba de verde por la tierra de las hadas se enamoró de un demonio y otro día de otro, porque se parecen mucho a las hadas y a veces, no hay quien los distinga. Y su viaje interior de liberación se convirtió en un viaje exterior de exploración. Un viaje de tiempo limitado porque las hadas no pueden sobrevivir mucho tiempo fuera de su hábitat.

Y recorrió el mundo de los enanos, se asustó con los troles y conoció a los hombres también. Y su luz verde empezó a apagarse al ritmo de su energía. Y caminó sin rumbo por última vez hacia una luz brillante y azul. Y cuando la distancia se hizo ninguna entró por fin en el mundo azul de Azul.

– ¿tú quien eres?
-Soy un hada

Y hablaron mucho y jugaron descalzos y se cogieron de la mano y se dieron un beso. Un beso de esos.

El Hada absorbió toda la belleza del planeta y después se la devolvió
El Elfo entendió los sabores de todas las cosas y los degustó antes de devolvérselos.

– te quiero
– ¿me quieres?
– te quiero.

El Hada sonríe y desea quedarse para siempre.
El Elfo le da un beso de esos y le dice que se quede para siempre.

El hada aguanta sin fuerzas y graba en su memoria hasta el último detalle de su día azul.
Le da un beso de esos y sabe a despedida. Y se va.

Y se lleva todas las posibilidades inventadas y todas las caricias reales y mientras vuelve a la tierra de las hadas promete dejar de ser verde y ser azul para siempre.